Tantas veces en nuestra historia de vida, en lo que escuchamos, en las vidas de otras personas, si prestamos atención, observaremos un patrón conocido e ignorado, conexión permanente de situaciones que escapan lo natural. Justo quería encontrarme con esa persona en el trabajo, él no fue, yo cambié de día y finalmente nos encontramos igual. Lo llamamos casualidad o coincidencia. Una persona me trató mal, me hirió, me hizo sentir menos, empecé a llorar, miré por la ventana y eso me motivó a conectarme con mi madre quien me terminó contando un problema de salud que me estremeció y despertó en mí las palabras justas.
En la historia de Purim, el decreto del rey persa Ajashverosh fue destruir y aniquilar totalmente a un pueblo… ¿de dónde puede salir salvación? Una mujer que decidió ocultar su nombre y origen, pasando desapercibida en el palacio de un malvado, es elegida como reina. Nadie podría imaginarse que de ella iba a salir la salvación y, sin embargo, toda la historia se da vuelta y Ester es la que vuelve a traer vida a su pueblo.
Volvamos a nuestras vidas. Hay un pasuk que dice “ieshuat Hashem keerev ahayn”, “La salvación de Hashem es como el pestañear de un ojo”, por eso nunca debemos darnos por vencidos. Pero hay un punto clave: Ester estaba en el palacio, no se escapó por miedo, Mordejai no se prosternó ante Haman. Para poder recibir la elevación de nuestro creador tenemos que estar entregados a la causa, desear el cambio y no escaparnos.
Las situaciones más complicadas pueden darse vuelta en luz, claridad, alegría y goce. Como un famoso rabino Ierushalmi decia “cuando un ser llega al cielo en el día del juicio no le van a preguntar por qué no hizo lo que no podía hacer, pero lo que sí podía hacer, por eso sí va a tener que rendir cuentas”.
¿Estás esperando encontrar la pareja que parecer atrasarse? ¿Hay un problema financiero difícil? ¿Tienes una situación dolorosa que parece no tener solución?
Ponte en la posición de trabajo, haz lo que está en tus manos hacer y sabe que la ayuda divina esta ahí, esperando que hagas tu parte y vas a experimentar en tu propia vida cómo todo se puede dar vuelta para bien.
